El sulfato de amonio es un importante fertilizante nitrogenado que se disuelve rápidamente y es fácilmente absorbido por las plantas. Debido a su adecuada relación nitrógeno-fósforo, el sulfato de amonio se utiliza ampliamente en la producción agrícola, especialmente en la fertilización de diferentes tipos de suelo, donde puede desempeñar un papel único.
Según las características del suelo, es necesario ajustar la proporción de sulfato de amonio. A continuación, se presenta un análisis de varios tipos de suelo principales:
En suelos arenosos, debido a las grandes partículas del suelo y a la escasa capacidad de retención de agua y nutrientes, es necesario aumentar la tasa de aplicación de sulfato de amonio. La tasa de aplicación recomendada es de 5 a 8 kg por mu, lo que puede complementar eficazmente los nutrientes del suelo y mejorar la resistencia de los cultivos.
La marga tiene buena permeabilidad al aire y retención de agua, y la cantidad de aplicación de sulfato de amonio es relativamente moderada. Se recomienda aplicar de 4 a 6 kg por mu, lo que puede satisfacer el suministro de nitrógeno necesario para el crecimiento del cultivo.
La arcilla tiene una gran capacidad de retención de agua y nutrientes, pero debido a su baja permeabilidad al aire, es fácil perder nutrientes. Cuando se utiliza sulfato de amonio en arcilla, la dosis de aplicación recomendada es de 3 a 5 kg por mu para evitar la acidificación del suelo y el desperdicio de nutrientes.
Durante la aplicación de sulfato de amonio, se recomienda realizar análisis periódicos del suelo para determinar los nutrientes y el pH del mismo y garantizar una fertilización científica. Además, medidas como la rotación de cultivos y el cultivo intercalado pueden reducir eficazmente el riesgo de pérdida de nutrientes y acidificación del suelo y lograr un desarrollo agrícola sostenible.
La proporción de sulfato de amonio que se utiliza en los distintos suelos varía según el tipo de suelo. Mediante una fertilización razonable, no solo se puede mejorar el rendimiento y la calidad de los cultivos, sino que también se puede proteger eficazmente el medio ambiente para lograr el objetivo de la agricultura ecológica.