El sulfato de amonio es un fertilizante nitrogenado de uso común y el efecto de su aplicación se ve afectado significativamente por el tipo de suelo. Para diferentes tipos de suelo, como suelo arenoso, arcilloso y franco, se debe tener en cuenta el contenido de nutrientes, el valor de pH y la capacidad de retención de agua del suelo al seleccionar el fertilizante de sulfato de amonio.
El suelo arenoso está bien drenado y es adecuado para una pequeña dosis de sulfato de amonio para satisfacer el rápido crecimiento de los cultivos sin pérdidas. La aplicación de sulfato de amonio a este tipo de suelo no solo puede suministrar nitrógeno de manera efectiva, sino que también evita la pérdida de nutrientes causada por la erosión de la lluvia.
La arcilla es adecuada para dosis grandes para garantizar un suministro de nitrógeno duradero. Debido al gran tamaño de las partículas de arcilla y a la estructura compacta del suelo, puede retener eficazmente el agua y los nutrientes. Por lo tanto, la cantidad de fertilizante nitrogenado utilizado debe aumentarse relativamente para satisfacer las necesidades de crecimiento de los cultivos.
Para suelos arcillosos, ajuste de forma flexible según la estación y las necesidades del cultivo para garantizar el máximo efecto de fertilización. El suelo arcilloso tiene una gran capacidad de retención de agua y suministro de nutrientes. El sulfato de amonio se puede aplicar en una cantidad adecuada y la frecuencia de aplicación se puede ajustar según sea necesario para garantizar un crecimiento óptimo de los cultivos.
Aumentar el rendimiento de los cultivos y lograr un desarrollo agrícola sostenible mediante la fertilización científica. Las estrategias de fertilización correspondientes a los diferentes tipos de suelo proporcionan a los agricultores una referencia eficaz y les ayudan a lograr mayores beneficios económicos en la producción agrícola.
La selección razonable de fertilizantes de sulfato de amonio según los diferentes tipos de suelo es una medida importante para lograr un desarrollo agrícola sostenible. Mediante una fertilización razonable, se puede mejorar significativamente el rendimiento y la calidad de los cultivos y se pueden mejorar los beneficios económicos generales de la agricultura.